Estelita Cammarota y la ingeniería humanizada

Darío Drucaroff 30 Sep 2015

La satisfacción de trabajar con impacto directo sobre poblaciones en situación de vulnerabilidad





Artículo producido por Argenieros.com e Ingeniería Sin Fronteras Argentina.

Se produce un fenómeno especial cuando alguien logra confluir su formación en ingeniería y su interés por las problemáticas sociales. Estela Cammarota lo expresa en cada uno de sus gestos.

Ingeniera Industrial por la Universidad de Buenos Aires, hoy reparte sus pasiones trabajando en el Estado, dando clases en la UBA y en la cárcel de Devoto, y participando activamente en Ingeniería Sin Fronteras (ISF-Ar).

"Siempre existieron grandes falencias en la formación de las ingenierías en relación al aspecto humano. Lo que tiene de particular mi recorrido es que me preocupé en levantar otras herramientas", explica Estelita. "Me formé en cosas que realmente me faltaban. En mi tiempo de estudiante no nos hablaron de desarrollo sustentable y sostenible. No había una fuerte preocupación sobre el cambio climático".

Tecnología huérfana

- ¿Qué trabajos aparecieron gracias a esta formación complementaria basada en tus inquietudes?

- Aparecieron trabajos que requerían las habilidades de un ingeniero, de organización, pero el tema es cómo se resolvieron. Siempre tuvieron un énfasis en relación a las relaciones humanas. Detrás de la máquina tenés un operario. Si la máquina se rompe, la mandás a arreglar, y si se vuelve a romper la mandás de nuevo. Pero resulta que no es la máquina, sino el operario, cuyo trabajo peligra por la automatización de su trabajo. Si no tenés esa comprensión, todo lo que hacés al instalar esa máquina está mal, porque te falta un ingrediente fundamental. Hay que contemplar a las personas que operan las máquinas, el temor a que sus capacidades no sean suficientes, el miedo a lo desconocido, la resistencia al cambio, que tiene que ver con un instinto de supervivencia. Sin estos ingredientes la cosa no va a funcionar. Entonces parece que fuera un tema mecánico, pero es por sobre todas las cosas, y siempre, un tema humano. Sin la cuestión humana, que incluye el vínculo, la política, la economía, la situación social, la tecnología se queda huérfana.

- En este sentido, ¿qué trabajos te dieron más satisfacción?

- Todos los que tuvieron un impacto directo sobre poblaciones en situación de vulnerabilidad. Porque ahí se trata de ir y operar directamente sobre el dolor. Eso puede ocurrir desde una ONG o desde el Estado. Y para mí, que al lado de la ingeniería tengo como protagonista la vocación docente, entrar a enseñar en un ámbito de dolor como es una cárcel fue tocar el cielo con la manos. Porque es completar una vocación de servicio.



- Hace 26 años que doy clases en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA. En este momento doy cuatro materias y dos seminarios, uno con orientación en proyectos sociales. Al año de estar trabajando en la UBA un compañero de cátedra fue invitado a enseñar en la cárcel. Al volver me dijo que ese lugar era para mí. Y claramente era para mi. Ingresé inmediatamente al Centro Universitario Devoto a dar una materia, y en muy poco tiempo me involucré con las necesidades de los estudiantes. Me confirmaron como coordinadora en 1996, pero ya desarrollaba esa tarea desde 1991. Desde ese entonces hasta hoy soy coordinadora de las actividades de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA en los centros universitarios de las cárceles del sistema federal.

Yo trabajo para el instante en el que atraviesan la puerta de salida, porque es ahí en donde aparece el peligro.


- ¿Qué es lo que más te satisface de esta actividad de docencia en la cárcel?

- Voy a decirte cosas que respondo habitualmente, y que tienen que ver con que el espacio de una cárcel es un espacio que está muy limitado desde el punto de vista físico, material. Las personas ahí tienen una restricción en cuanto a su movilidad, pero no respecto de sus sueños, su imaginación, sus posibilidades de crear. Confío fuertemente en que si esos sueños son guiados de una manera positiva, entonces van a ser buenos sueños, buenos propósitos y buenos proyectos para el momento en que se sale. Yo trabajo para el instante en el que atraviesan la puerta de salida, porque es ahí en donde aparece el peligro. La libertad viene con los fantasmas y las tentaciones de regresar al camino conocido. Sobre todo porque la sociedad no está preparada para volver a recibirlos, y entonces los expulsa, los rechaza. Entonces me parece fundamental generar en estas personas la posibilidad de tener oportunidades distintas, y una representación de sí mismos que sea orgullosa por lo que lograron, como una reconstrucción de la identidad. Muchos de ellos sólo se ven como delincuentes, y cuando se descubren como buenos estudiantes, entonces ponen en evidencia sus potencialidades y las convierten en acciones, creen en sí mismos. Un espacio de estudio es un lugar de recuperación de la fe en uno mismo, de encontrar que son capaces de hacer cosas distintas, y que esas cosas son dignas de respeto, porque en los demás despierta admiración. Hay muchos que salen y que se pegan pegados a la situación de docencia, y pasan a formar parte de un cuerpo docente. Les enseñan a otros, y es maravilloso porque es una manera de sanar mucho de lo que han lastimado y han sido lastimados.

Lo que buscó toda su vida

- ¿Cómo te involucraste con ISF-Ar?

- Entre las causalidades que tiene la vida, un ex alumno mio que ahora es docente en Económicas me envió un email contándome que su amigo de la infancia, Adán Levy, estaba armando una organización, y que estaba seguro que me iba a interesar, que tenía algo que ver con 'ingenieros sin fronteras'. Le comenté en mi casa, y mi hija me dijo: "¡Es lo que buscaste toda tu vida!". Me comuniqué con Adán y hablamos 45 minutos por teléfono. No parábamos de hablar. Fui a la reunión y encontré mucha gente de muchos colores, y esa diversidad realmente me importaba. Y al día siguiente recibí la llamada de Adán, y me comunicó que los compañeros estaban contentos con mi presencia. Me invitaba entonces formalmente a pertenecer al grupo. Corté, y le dije a mi familia con mucha emoción que me habían aceptado.

- ¿Cuál es tu rol en la organización?

- Coordino un área que tiene que ver con la formación e incidencia, desde la que pensamos la manera en que traducimos nuestra experiencia en actos de capacitación, de formación, de intervención en organizaciones, como para dar a conocer ese ideario y fomentar el desarrollo sustentable y sostenible. En términos generales formo parte del pequeño grupo que piensa estratégicamente la organización. Tal vez esa es la tarea más linda que tengo, pensar junto a esta gente que es muy sabia y muy joven, agregar un poco de lo que caminé en la vida.

- Se produce un fenómeno especial cuando alguien logra confluir su formación en ingeniería y su interés por las problemáticas sociales.

- Hay una forma de la ingeniería con la que nosotros convivimos, y nos parece extremadamente humana: la medicina. Uno la ve como una carrera muy humana, volcada a la salud. Sin embargo, si ves cada una de sus especialidades, ver un tipo de ingeniería. El traumatólogo es un ingeniero civil, el neurólogo un ingeniero electricista,
el cardiólogo, un ingeniero mecánico.

- Un DaVinci...

- Exacto. Los médicos son ingenieros cuyo objeto de intervención es el humano. Para nosotros el objeto de intervención es la sociedad completa. Cuando nosotros además nos empeñemos en que nuestra intervención sea saludable, entonces ahí nos haremos primos hermanos de los médicos.

- ¿Se puede hablar de una 'ingeniería social'?

- Ese término hoy está asociado a una construcción de una determinada forma de sociedad, pero más relacionado con el consumo. En ISF-Ar usamos el término 'ingeniería humanizada'.

- ¿Qué opinás sobre cómo se enseña hoy la ingeniería?

- Estamos viviendo un proceso de cambio, que a veces no tengo en claro si viene de nuestra mano, o si es el que nos hizo aparecer. Vivimos un proceso de cambio dentro de las estructuras de las universidades, muy bueno. Hay más conciencia, nos invitan a mesas redondas a charlar acerca de todo esto. En algunos lugares son más tímidos, y en otros se involucran más, y hasta se asocian a ISF-Ar. ¡Tenemos un lugar!

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